martes, 7 de junio de 2011

Las frases que escucha un camarero medio


Hola a todos. Preguntaría “qué tal” pero, seamos sinceros, ni me vais a contestar con la verdad ni me va a proporcionar una excesiva satisfacción la respuesta. Salvo en algunos casos. Así que HOLA a secas. En otra ocasión cumpliré con el protocolo de inaugurar el blog con una locuaz declaración de intenciones y una rimbombante bienvenida a quien quiera pasarse por aquí. Sincero otra vez: puede que no lo haga, cuando hablo en futuro tengo la debilidad de mentir en un porcentaje considerable.

La primera entrada se la voy a dedicar a un gremio maltratado, maltratador también. Los camareros. Las frases que soportan los camareros. Voy a dejar a un lado las grandilocuentes obras orales de los parroquianos habituales, esas que normalmente archivamos en la sección “arreglar el mundo”. Voy a centrarme en la categoría “De ahí no pasa”. La frase que da nombre a la categoría es por todos conocida. Sea lo que sea lo que el camarero, torpe o no y contra su voluntad, deje caer al suelo produce esta oración, generalmente exclamada. El individuo que pronuncia en la mayoría de los casos no busca la mofa, al menos no una directa que altere el sistema nervioso del amable señor que está hasta las narices de servirnos copas, birras o zumos de mango con piña o cualquier otro multisabor de originalidad irrelevante. Lo que busca es integrarse en la parroquia con creatividad y simpatía. Pues bien, creativa no es; y simpática tampoco. El camarero la ha oído tantas veces como vasos ha roto y los parroquianos odian al locutor del desastre por no haber sido ellos quienes ilustraran con la primicia. Así que por qué se pronuncia, por qué no desaparece por la norma del uso exclusivo. No lo sé, lo intuyo solamente. Lo malo es que mi intuición, basada en los efectos del alcohol, falla. He podido asistir a casos en los que la frase se pronuncia antes de haber echado el primer trago. Algo digno de Mulder y Scully en lo que no he podido indagar más.
Otras frases de la categoría son: “¿Cúanto te debo? Si es que te debo algo”, “qué he roto” que suele venir a continuación de la anterior en una extraordinaria muestra de lucidez, “jamón de mono” refiriéndose a los cacahuetes, o alcahueses en casos especiales, “ponme una cerveza, pero que esté fría”, “ponme algo de comer que si no la cerveza no me pasa”, “apúntamelo en una barra de hielo” o “ponme un llín, bote-llín” entre otras muchas. Todas ellas apasionantes muestras de la grandeza del lenguaje y el noble arte de la redundancia.

Señores pasajeros de la espirituosidad, el alcohol invisibiliza a veces los rediles pero no los hace desaparecer. Al final es todo lo mismo. El camarero suele diferenciarnos por lo que tomamos, que sepa nuestro nombre sólo responde a su capacidad de escuchar. Qué parroquiano que se precie no ha dicho: “si no es así yo no me llamo fulanito”. El camarero no necesita mucho más para identificarnos. Con poco que se fijen en él, en lugar de en a quién le toca pagar la próxima ronda, notarán que su sonrisa ante las expresiones del tipo “de ahí no pasa” es tan sincera como la de Isabel Gemio cuando hablaba con el público en Surprise Surprise. Personalmente he aprendido que no tocarle las partes colgantes de la entrepierna a un camarero reporta una amplia cantidad de beneficios como cliente. El problema es identificar cuándo se le están tocando porque casi siempre es demasiado educado o necesita tanto el trabajo o es lo suficientemente listo como para mandar a nadie a tomar viento fresco. Por más que nos esforcemos en merecerlo.

8 comentarios:

  1. ¿Cómo sabe usted tanto del asunto?

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  2. Ésa si no viene precedida por un chiflido o una palmada para llamarle la atención no suele ser molesta :-)

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  3. Tengo experiencia en los ecosistemas de ambos lados de la barra, aunque algo me dice que eso usted ya lo sabía.

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  4. Enhorabuena! Esta redescubierta faceta es muy interesante.

    Al tema, que hay del "cuando puedas" que yo soy mucho de esa y parece que no está muy bien considerado. Te lo pregunto como experto claro...

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  5. Sólo molesta cuando hay gente delante de ti y reiteras y vuelves a reiterar. Sea como sea a ti no te afecta siempre y cuando le dejes el suelo del bar reluciente, ejem.
    Gracias por el new diseño del blog. Molaaa.

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  6. Yo trabajo el siguiente método:
    1. "Hola, ponme..."
    2. Levanto la vista, conecto con la del camaero, me pongo a dibujar en mi mano
    Fin de la relación

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  7. Suficiente, la empatía sde trabaja desde la sencillez. Ya tú sabes mi pana.

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